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La Estrategia de Almacenamiento, aprobada por el Consejo de Ministros el pasado 9 de febrero, establece el objetivo de alcanzar los 20 GW de potencia de almacenamiento disponible en 2030, 30 GW para 2050. Un reto mayúsculo, teniendo en cuenta que actualmente existen en España 8,3 GW de potencia de almacenamiento disponible.
Los sistemas de almacenamiento pueden clasificarse en dos modelos: 'detrás del contador', es decir, instalaciones pequeñas (normalmente baterías) que no se encuentran conectadas a la red y que están localizadas en el lugar del consumo, ya sea residencial, pequeño comercio o industria; por otro lado, las instalaciones 'delante del contador' sí están conectadas a las redes de distribución y transporte y están asociadas a grandes plantas de generación.
Para avanzar en la consecución de los objetivos mencionados, el Componente 8 del Plan de Recuperación cuenta con un presupuesto de 1.365 millones de euros. En esta línea, el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía, IDAE, ha publicado el informe 'Análisis del estado actual del almacenamiento detrás del contador en España' (lo puede consultar completo aquí).
En primer lugar, la institución expone las diferentes tecnologías que existen actualmente en el mercado en el ámbito del almacenamiento de energía: Almacenamiento electroquímico (li-ion, plomo ácido, flujo y alta temperatura); Almacenamiento térmico (calor sensible, calor latente y termoquímico); Almacenamiento eléctrico (supercondensadores y superconductores); y Almacenamiento mecánico (volantes de inercia).
Además, el informe subraya que, en el caso de las baterías de ion-litio, se puede alcanzar una reducción de los costes de hasta el 50 o el 60 %. Asimismo, la publicación recoge casos prácticos y un análisis de la rentabilidad de diferentes instalaciones de almacenamiento detrás del contador.
La guía publicada por el IDAE divide este apartado en cinco grandes grupos: retos económicos, tecnológicos, regulatorios, de mercado y de estandarización y seguridad.
En primer lugar, la entidad reconoce que los sistemas de almacenamiento detrás del contador se enfrentan a "un reto enorme a la hora de justificar los costes de inversión" y reconoce que su viabilidad económica "puede variar significativamente", dependiendo de su uso y si está o no asociado a una planta fotovoltaica.
El IDAE pone de manifiesto que los costes se han ido reduciendo en los últimos años, pero aún así reconoce que estos sistemas todavía requieren "una alta inversión inicial". Además, señala que, a día de hoy, no existen incentivos específicos para la promoción de este tipo de sistemas.
En segundo lugar, y dentro de los retos tecnológicos, el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía apunta que los objetivos a corto y medio plazo de las soluciones electroquímicas debe de ser la reducción de costes, el aumento de la vida útil y la mejora de la densidad de potencia para ser más competitivas en aplicaciones con altos índices de carga y descarga.
Desde el punto de vista regulatorio, el pasado 23 de junio se dio un paso muy importante con la publicación del Real Decreto-ley 23/2020. Esta norma reconoce específicamente a los titulares de instalaciones de almacenamiento como nuevos sujetos del sector eléctrico, a la vez que reconoce al resto de agentes, como productores, consumidores o titulares de redes eléctricas. A partir de estas definiciones se deben definir aspectos adicionales sobre la interacción de esta nueva figura y sus derechos y obligaciones.
Por otro lado, los retos de mercado son muy amplios: definir los distintos servicios que pueden proporcionar los sistemas de almacenamiento, establecer los límites de participación de estos sistemas en los mercados eléctricos, concretar el rol y la participación del agregador en los mercados, definir los requisitos técnicos de telemedida y control de los recursos energéticos distribuidos, el sistema de tarificación y compensación por excedentes, etcétera.
Por último, el informe del IDAE señala que es "clave" que estos sistemas de almacenamiento detrás del contador se integren con elementos de control, comunicación, análisis de datos y gestión de intercambios energéticos, tanto a nivel individual como agregado. Sin embargo, esta mayor digitalización del sistema eléctrico también genera nuevos retos, entre ellos, el de la ciberseguridad.
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